Aunque te consideres una persona alejada a los números, las finanzas y la contabilidad, no hay dudas de que en tu día a día aplicas ciertos principios y criterios propios de esta especialidad. Desde que sales de tu casa estás constantemente evaluando qué comprar, cuánto comprar, y comparando los precios de todo, ya sea que estés en el súper mercado, en un centro comercial, en una tienda de dulces, etc. Todo tiene que ver con el dinero y la capacidad que tú tienes de gastar. Aunque no lo creas, tu cerebro evalúa, de forma mecánica, miles de alternativas antes de pagar o pasar la tarjeta.